De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, el valor de la información se construye a partir de un proceso analítico que consta al menos de las etapas de: reunión, evaluación, cotejo, análisis y difusión. Para las instituciones de seguridad, la información es el principal activo de consumo para entregar resultados.
En esta afirmación fundamenta que se puede tener una enorme cantidad de datos sueltos, distintas fuentes o varios mecanismos para su acopio, no se puede hablar de información hasta que se convierte en algo útil interpretado a partir del proceso descrito y, sobre todo, de una interpretación en función del uso o el objetivo que se busca cumplir.
La información es la materia prima de la seguridad pública
En prácticamente cualquier área de la seguridad, la información es su materia prima y su objeto de trabajo. No hay forma de investigar delitos, hacer inteligencia, resolver fenómenos delictivos, patrones de conductas antisociales e incluso, reducir incidentes de tránsito o de violencia, si no se cuenta con la posibilidad de acceder a información confiable, clasificada según sus características, procesada de acuerdo con las necesidades de los asuntos por resolver y, sobre todo, si no ha sido obtenida de una manera sistemática, ordenada y congruente con los objetivos que las organizaciones tienen fijados en su día a día.
A pesar de ello, la forma en que se trata la información relativa a los temas de seguridad, pocas veces ha sido una prioridad para los responsables y los operadores de las instituciones en términos de crear bases de datos confiables, estructuradas sistemáticamente y con fundamentos científicos para llevar a cabo todo el proceso. En buena medida esto se debe a la idea de discrecionalidad que tradicionalmente ha privado al interior de las corporaciones de seguridad y que tradicionalmente sus mandos han optado por el instinto o el “olfato policial” para atender los problemas y, al no tener una formación sobre temas estadísticos y de políticas públicas, esos temas no eran considerados como parte de la función policial tradicional.
El tamaño del monstruo
El instinto y la experiencia sirven para resolver algunos casos criminales. Pero la criminalidad ha evolucionado para sumar millones de casos al año. Es un fenómeno social con miles de participantes en casos múltiples, de distintas índoles y con patrones de conducta antisocial diversos.
La idea de que solo con el instinto y la experiencia se puede resolver el crimen es una visión rebasada por el solo hecho de que no existe estado de fuerza suficiente para resolver todos los casos, ni tampoco se cuenta con todo el personal capacitado.
Basta un ejemplo: en 2013, el Estado de México tenía un estado de fuerza de 30 mil policías estatales y 3,500 policías federales; ese mismo año se registraron 1,775,651 delitos denunciados que correspondían a 71 investigaciones nuevas por año a un ritmo de 5.5. por mes, siendo que el tiempo promedio de investigación por cada de delito, según el Tec de Monterrey, es de 130 días, sería necesario que la solución de los 71 casos por cada policía tomaría 9,230 días es decir, 25 años, lo cual es, por donde se le vea, es imposible.
El papel de las tecnologías de información
Para nuestra fortuna, la tecnología ha avanzado casi a la par de las necesidades de información que las instituciones de seguridad requieren. Hoy en día es posible contar con sistemas avanzados de análisis de datos. Pioneros en esta materia han sido son los creadores de CompStat, el software que permitió a la policía de Nueva York reducir sus altos índices de delito en la década de 1990, gracias a su capacidad de analizar múltiples variables identificadas en los miles de delitos que se cometen al año en aquella ciudad. Sirvió para identificar perfiles de conducta, modos de operación e incluso horarios y días de la semana o del mes en que se presentaban los delitos más agravantes para la comunidad. Con esa información y con el diseño de estrategias de política pública de avanzada y sustentadas por el aprovechamiento de la tecnología, aquella ciudad pasó a convertirse en una de las más seguras del mundo.
Pero la tecnología no es una solución en sí misma. En México se han hecho importantes inversiones para modernizar los sistemas de información de seguridad, pero por múltiples razones no ha podido consolidarse, las cuales podríamos clasificar en 2 tipos: políticas y técnicas.
La alineación de tecnologías y las políticas de seguridad
Las razones políticas pasan por el desconocimiento del impacto de la tecnología en la atención de la delincuencia, la resistencia a adoptar nuevos procedimientos bajo la lógica de que “así funcionan bien las cosas” y el temor de que se rompan dinámicas que favorecen intereses personales o de grupo por las cápsulas de información que cada quien posee y que obedece a las rivalidades entre instituciones y que por último, dan paso a la corrupción estructural que se permite por el acceso a información privilegiada sin procesos o protocolos adecuados para su tratamiento.
En el caso de las razones técnicas se observan: la compra de equipamiento incompatible con otras tecnologías ya implementadas; los altos costos de desarrollar y mantener la infraestructura que se requiere para operar un sistema de seguridad en todas sus dimensiones; la falta de personal capacitado para operar tecnologías complejas; la dependencia que se genera para una marca que no permite operar sistemas multimarca que aprovechen los mejores beneficios de cada una; los problemas de actualización y garantía de funcionamiento del sistema a largo plazo; la obsolescencia de los sistemas; las dificultades para garantizar el manejo seguro de la información que circula entre los operadores del sistema; problemas para la operación continua y el acceso a las redes de comunicación cuando hay saturación o problemas de cobertura.
Las instituciones de seguridad, enfrentan diversos retos que les impiden contar con un registro y procesamiento fluido de las múltiples fuentes de información, que a su vez impide controlarla adecuadamente, con el resultado de que la información se filtra por medios no autorizados, se usa con propósitos de corrupción, altera la cadena de custodia de los datos y, por tanto, afecta la capacidad operativa de todo el sistema para entregar resultados positivos para la ciudadanía.
Ante esta situación Airbus 3S “Secure Software Solutions” ofrece una suite de soluciones y herramientas tecnológicas que permiten la gestión integral operativa de cualquier institución de seguridad pública y/o procuración de justicia, vinculando todas las unidades que la conforman y permitiendo el uso compartido de la información de forma transversal.
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Fuentes:
Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (2010) Sistemas policiales de información e inteligencia: Manual de instrucciones para la evaluación del a justicia penal, Austria, Organización de las Naciones Unidas
Verdeja Martínez, Enrique Thot,(2015) La solución a la impunidad e inseguridad pública en México, ACASEPP, México
Harvard Kennedy School ASH Center, (2018) “Compstat: A Crime Reduction Management Tool”
